Reflexiones personales 2
Reflexiones personales
(escritas por Rubén de Celis)
Todos podemos sentirnos más o menos libres, pero al margen de lo que sentimos, está lo que somos, lo que fuimos y lo que seremos. Un loco debería ser también libre siempre y cuando no sobrepase la libertad del otro. Esto lo digo porque tras leer este fragmento del Quijote, he llegado a varias conclusiones:
La primera es que todos somos libres parar realizar nuestros sueños y ambiciones; y la segunda es que un loco sólo está loco a los ojos de la persona que lo mira.
No obstante muchas veces somos mirados raros ( como locos), por no decir y pensar como lo hace la mayoría, y esto amigo mío es verdad. Todo nuestro sistema social está basado en la mayoría, en eso que nosotros llamamos democracia. No por ello quiero desacreditar lo que la mayoría dice y piensa, pero a lo largo de la historia las mejores mentes siempre se han desmarcado del pensamiento mayoritario y es por ello que si Copérnico, por decir un ejemplo, no hubiese afirmado que la Tierra gira alrededor de del Sol y no al contrario, no hubiese aparecido esa noción que hoy en día nos parece tan normal.
Esto sucede porque al igual que todo, la Sociedad también tiene las dos caras de la moneda. De la sociedad actual obtenemos una educación, una ayuda económica, una protección... pero también se nos niega una visión global de la situación y sólo se nos deja ver una parte del pastel. La Sociedad es buena, pero delegamos demasiada responsabilidad en ella, sin aportar nosotros nada. Por ello pensamos que lo que dice la Sociedad, y a fin de cuentas la mayoría, es verdadero o cierto. Es verdad que al estar respaldado por la mayoría, obtenemos más credulidad y aceptación de nuestras ideas. Por eso el que no piensa lo mismo le cuesta tanto hacerse oír, y más aún demostrar lo que dice. En este aspecto puede que hoy en día seamos aún un poco escépticos, no en lo que a la ciencia se refiere, sino a lo que es más abstracto y menos tangible. Hoy en día acatamos a pies juntillas todo lo que nos dicen los científicos porque aunque no entendamos la explicación que nos puedan dar, la tomamos como correcta y enseguida lo catalogamos como un argumento de autoridad que tanto nos gusta utilizar para respaldar nuestras tesis u opiniones.
Pero sin embargo somos más escépticos a la hora de hablar de esos temas que tocan códigos morales y valores personales. En ese caso siempre va lo nuestro lo primero y si alguien nos dice algo que no se ajusta a lo que nosotros pensamos o creemos, enseguida lo desacreditamos diciendo que la mayoría no lo cree así. Por eso cabe pensar: ¿en quién se respalda o se apoya quien no va con la mayoría?
El que no piensa como la mayoría es doblemente cauto y coherente a la hora de exponer sus argumentos, ya que no pisa sobre seguro, sino que se desmarca del resto.
Aún y esto a un hombre no se le puede despojar de sus inquietudes y creencias, como le intentaban hacer ver a Don Quijote. La realidad es muy compleja y claro está que todo el mundo no tiene la misma visión de ella. Para mí no hay realidades equivocadas, porque a fin de cuentas la realidad es algo meramente subjetivo y efímero. ¿Cómo sabemos que nuestra realidad es la buena y no hemos caído en un profundo error?, ¿quién es el que dice esto es real o esto no es real?, ¿se puede obligar a un hombre a aceptar una realidad?, ¿podemos elegir nuestra realidad? y si fuese así, ¿cual deberíamos elegir?, ¿sería un deber elegir bien?, sí, no...
Siendo así, ¿quién sería el loco?, yo por decirte que estás loco o tú por estar loco, ¿estaríamos los dos locos?. Según denomina el diccionario: loco es aquel que sufre locura, es decir, sufre una distorsión de la realidad.
De todas formas, nosotros somos también los que hacemos que las personas se desvíen de nuestra realidad (la de la mayoría) y pasen al estado que llamamos nosotros locura. Pero el que se vuelve loco a nuestros ojos, no podría ser que en vez de volverse loco dejase de estarlo. Yo creo que sí.
El hombre tampoco se pone de acuerdo en lo concerniente a la realidad, sino ¿porqué iba a ver tantas guerras?. Las personas nos creamos enemigos, a decir verdad los primeros humanos no tenían enemigos. Somos los humanos que por nuestro orgullo y arrogancia empezamos las guerras. Si te preguntase a ti o me preguntasen a mí para qué sirve la ciencia, seguramente responderíamos que para mejorar nuestras vidas y hacerlas más cómodas. Si preguntas a un alto ejecutivo te dirá que para crear igualdad. Si preguntas a un jefe de estado o presidente te que para crear y proteger todo aquello que es bueno, pero para defender y crear algo bueno para el hombre primero hay que proteger la patria.
De esta manera iría cambiando el concepto inicial e iría variando según nos alejamos del origen y globalizamos esta realidad
Es posible que nuestro desarrollo y bien estar estén ligados a los descubrimientos bélicos. La ciencia se mueve y siempre se a movido por la guerra, queremos ser lo primeros en machacar al rival y una vez machacado ese derroche de ingenio utilizado para la guerra es adaptado para mejorar nuestro estilo de vida. Hoy en día somos tan tontos que no nos hemos dado cuenta de que no hay enemigos y seguimos creando armas. ¿Y eso para qué? ¿ No nos hemos dado cuenta aún que los enemigos nos los creamos nosotros?
Cuando cambiemos esta manera de pensar e investiguemos para mejorar nuestra calidad de vida y la degeneraciones futuras entonces estaremos utilizando la ciencia para lo que en un principio fue creada para mejorar al hombre.
Esto será difícil ya que estamos siendo educados para competir entre nosotros. Poca gente se alegra del triunfo del prójimo y mucha gente restriega sus triunfos por las narices de los demás. Habrá gente que le dará igual, pero hay otra gente que no le da igual. Nacemos competitivos y morimos sin llegar nunca a la meta de esa competición, para descubrir en los últimos segundos de nuestra vida que se trata de una verdad aparente, una falacia.
Yo compito por hacerme un hueco en esta sociedad, por conseguir un trabajo que me dé una satisfacción personal y profesional, además de por un plato de garbanzos que pueda comer todos los días y una casa propia en donde habitar.
Seguramente te preguntes que si habiendo dicho todo esto, por qué compito. Compito para ser libre a la hora de realizar mis sueños y ambiciones. Ahora mismo estoy estudiando y trabajando duro para que el día de mañana pueda cursar una carrera de acuerdo con mis ambiciones personales.
Esta es la realidad que como muchos como yo han tomado libremente, si la aceptaron, u obligatoriamente si se negaron. De todas formas no es una verdadera libertad y tampoco existe esa libertad después para cursar la profesión elegida. Son libertades a medias, de esas que te dan dos opciones pero que siempre hay algo o alguien que te dice que mejor cojas esta o la otra.
A mi parecer la libertad plena no existe porque estamos atados a un montón de normas que nos impiden hacer uso de nuestra libertad. Yo no hablo de una libertad plena que deriva en una anarquía, sino de esa libertad plena que acaba cuando empieza la del otro.
Este es el caso de todos aquellos grupos y perdonas que coaccionan mediante la violencia y que pasan por encima de la libertad de los demás.
Para terminar me gustaría hacer mención a algunos temas que he visto en Internet y televisión que tienen algo que ver con la realidad que concebimos y es la parapsicología y la mística.
Hace poco leí y vi que un grupo de científicos había estado investigando una extraña fenomenología y es que en los televisores con pantalla de tubo y durante el estado de desprogramación ( esa nievecilla que sale cuando no hay una cadena cogida), captaban siluetas que se asemejaban a rostros y figuras humanas. Algunos científicos, escépticos totalmente, habían reconocido rostros de parientes suyos.
Este fenómeno tiene el mismo carácter que las psicofonías, que son grabaciones de voces de gente supuestamente muerta. Esta práctica ha sido trucada por gente sin escrúpulos que han hecho correr verdaderos bulos, pero yo creo que tiene algún fundamento, no sé si científico, pero si metafísico que puede abrirnos una puerta a otra realidad.
Los místicos, personas religiosas que han entrado en un estado alterado de conciencia y que ha cambiado su realidad por unos momentos, es otro fenómeno que los científicos intentan esclarecer. Muchos de ellos sufrieron estigmas subjetivos, es decir dolores en las mismas zonas de desgaste del Cuerpo de Cristo en la Pasión, y objetivos que eran heridas visibles.
También hay casos célebres no muy lejos de nosotros que no parecen encajar con una realidad mayoritaria y que han hecho correr verdaderos ríos de tinta. Cabe mencionar el caso de la Diputación de Granada en el que parece rondar una extraña figura, que muchos la han identificado con un párroco que vivió en esa zona; era conocido como el padre Benito. O el caso del museo Reina Sofía en el que los vigilantes y operarios nocturnos no quieren trabajar debido a la extraña fenomenología: ascensores que se conectan solos, cosas que se cambian de sitio, extrañas figuras, luces que se apagan y encienden, grifos que se abren, ruidos extraños... Todo esto son datos oficiales que la policía ha archivado como expedientes sin resolver.
Este tipo de sucesos nos hacen pensar si realmente la realidad que vivimos es la única realidad que existe o tal vez pudiera ser que hubiera otra u otras paralelas. De momento que dan en hipótesis que no han sido lo suficientemente probadas o demostradas
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